Mientras tomo un capucchino y un delicioso postre de maracuya, veo pasar por la calle un vagabundo que se mete al lugar donde estoy, quiere algo de comer, dice. Me sorprende el olor que desprende y me sorprende aún más que mi amiga, como dueña del lugar, no lo note y lo haga esperar por el café. Los clientes del café cuchichean y hacen cara de fuchi. Creo que yo también tengo esa cara mientras está ahí. Mi amiga Camila que tiene una extraña fijación con los vagabundos, le da una rebanada de su mejor pastel y un americano grande con leche para llevar. Se va contento y dándole todo su repertorio de bendiciones.
Le digo a mi amiga que no los deje pasar, que su lugar se ve afectado cuando esto pasa, pero me alega que son personas muy interesantes, que su vida es muy diferente a la nuestra y no porque vivan en la calle, si no porque tienen el valor para hacerlo. ¿? Bueno, si quieres darles algo, dáselos, pero rapidito mamacita, porque tu lugar se queda impregnado con el inconfundible aroma a “pasuco” (patas, sudor y col… así decían las maestras de la secu en donde estaba, según ellas a eso olía el salón después del recreo) que dejan como estela a su paso.
Después de nuestra plática (la de Camila y mía), como que veo a los indigentes con otros ojos, me pongo a pensar en lo que vivirán y en lo que ellos pensarán, de cómo pasaron de ser personas “normales” a ser lo que son ahora. Hay cierto respeto hacía ellos… hasta que los veo masturbándose en la vía pública, ya, eso sí es el colmo, está bien que hagan sus necesidades, pero por favor, a plena luz del día y en los parques donde hay niños, familias completas, personas de la tercera edad, etc., de verdá que así no me dan ganas de respetarlos y lo que quiero es que un policía se los lleve derechito a la cárcel. ¿O será que estoy tan sabrosota que no se pueden resistir a llegar a la tranquilidad de su parque de noche? Ya van tres que me topo y hacen eso, luego los veo por mi casa pidiéndome dinero “pa’ un taco”, tsss. Me pregunto si hay mujeres indigentes que también hagan lo mismo cuando ven pasar a un papá guapo con su hijo. Creo que no y tampoco creo que estén tan locos.