sábado, 10 de abril de 2010

Tierra Caliente

Viernes santo y salimos de la roma, destino, Aguascalientes, después de extorsionarnos en el estado de México y mucho enojo, todo el camino sin contratiempos.
Aguascalientes, ahhhh (léase como suspiro).
El corazón se me apachurra cada vez que recuerdo nuestra casa y todos los momentos que vivimos en ella. Llegamos a una casa mas grande, sí, pero se siente fría y muerta, no se compara con lo cálido de nuestro depa, además de estar llena de cajas sin acomodar por todos lados. Él y yo lloramos cada vez que pensamos en lo que teníamos allá, que ahora parece no ser tan malo.

Depresión total, le digo a mi amigo cuando me pregunta cómo van las cosas, se siente tan raro estar de vuelta después de siete años y sentir que nunca te has ido, que todo sigue igual, que lo único que ha cambiado es el número de puentes y pasos a desnivel innecesarios. Que la gente va a los mismos lugares de siempre, que nos falta poco para estar en el Yambak, saludando a los forevers de siempre, en lo que también nosotros seguramente nos convertiremos dentro de poco tiempo.

Mi hijo feliz con taaaaanto espacio, de día, corre por la casa, persigue a los perros, juega e investiga en cada rincón, persigue a la señora que hace el aseo, juega wii con su primo adolescente, que ahora es su modelo a seguir, de noche, hemos pasado la peor semana, se despierta cada media hora, pidiendo que lo cobijemos (con el méndigo calorón que hace), que le llevemos agua, que le contemos una historia, que tiene hambre (a las 3 de la madrugada), que si poca luz, que si mucha luz... bueno, A y yo traemos unas ojeras que parecemos zombis, pero por otra parte mi hija, duerme como nunca en su cuna! ya no la tengo toda la noche pegada a la teta, ya no amanezco con las tetas al aire y por supuesto que ya no me duelen los hombros de estar abrazándola toda la noche.

Seguramente tendremos muchos momentos felices en ésta casa, seguramente poco a poco iré olvidando nuestro estilo de vida defeño y adoptaré como propio el estilo de vida hidrocálido, por ahora no me siento en mi tierra, no me siento como creí que me sentiría, por ahora hace mucho calor para mí.

1 comentario:

Milau dijo...

Olvidé mencionar que las cucarachas parecen estar apoderándose de la ciudad, me urge fumigar la casa, ya que no hay peor cosa que el crujir de una cucaracha aplastada. Jamás he podido matarlas.

Ah, por cierto, mi hijo de 2 años intentó salvar a su mamá de una, me dijo que él la mataba, mientras intentaba pisarla (obvio nunca le atinó) la maldita se le subió por la pierna (y el con bermudas), los gritos de los dos no se hicieron esperar, al final se fue con vida, pero ahora sí, las odio con todas mis fuerzas. Aunque admiré la valentía de mi hijo. Pobrecillo. iiiukc!