lunes, 10 de mayo de 2010

La última y me fui

Llegué como a eso de las diez y media de la mañana, después de mucho pensarlo me decidí a pasar por su casa para verlo desde hace sabe cuanto tiempo.

Una cartulina con letras góticas anuncia en su puerta que vende mary kay y que solicita "mujeres con muchas ganas de trabajar".

Tomo una bocanada de aire, bajo de mi coche y como mi hija duerme en su silla, decido dejarla ahí mientras saludo rápido y regreso por ella con él.

Entre un montón de mugres empolvadas tiene varios cuadros que yo pinté siendo niña, los exhibe en su pared con marco dorado y gran orgullo, así se lo dice a la chica que está sentada junto a él. Lo saludo como si nada hubiera pasado, como si lo hubiera visto hace poco: "Hola papá". Le regalo un beso.

Su piel está más arrugada que la última vez que lo vi, su pelo más canoso, sus ojos más hundidos y apagados. Le pregunto si está ocupado porque traigo a mi hija en el coche para que la conozca, responde que sí, que esta ocupado y mejor otro día.

Abro así de grandes los ojos, como si no creyera lo que mis oídos escuchan, le pregunto otra vez lo mismo y contesta igual. Suspiro y le deseo que tenga un lindo día, agradece la visita, pero yo ya voy de salida, no volteo y salgo lo más pronto posible de ahí. Me trepo al coche, mi hija sigue durmiendo y arranco.

El sabor que siempre queda en mi lengua cuando lo veo aparece y se queda un buen rato, los ojos me traicionan, como siempre. Pero algo me dice que no volverá a pasar, que fue lo peor que pudo hacer en ese momento y que no tengo porqué buscarlo si a él no le interesa tener una relación conmigo o mis hijos.

Le digo a mi hija dormida que no lo necesitamos, como queriendo reafirmarlo en mi cabeza. Aunque sé bien que no es así. Te necesitaba papá.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz 10 de Mayo por cierto. Los papás son así... será que siempre te van a ver como su pequeña, incapaces a la idea de que somos madres y ellos viejos; pero siempre estan renuentes a conocer a los nietos hasta que lo hacen y se enamoran perdidamente de ellos. Tal vez ese sea el problema que tu papá quizá no los conoce muy bien. Cuando me embaracé acostumbrada a que todo el mundo tocara y bendijera mi barriga mi papa me deprimía hasta las lágrimas por que ni siquiera me quería ver. Ahora ni me deja cargar a mi propio hijo. No te desanimes... estoy segura que en cuanto los conozca esto va a cambiar, y si no, de lo que se pierde!

Anonima Chihuahuita

Milau dijo...

Gracias por tu ánimo, pero ya conoce a uno de mis hijos y como que se porta mamón con él, así que a la chingada y como dices, él se lo pierde.

Acayo dijo...

También es la edad, somos más gruñones cada vez, más mamones también. La oportunidad vendrá seguro cuando menos lo esperes y si no se da, supongo que hay que entender que no tenía por que ser así, y pues en verdad estas cosas son difíciles...

Anónimo dijo...

Laura! Yo también regresé a Aguas! Debemos vernos. Hablar. Te paso mis teléfonos: casa 158 28 31 y cel 449 164 33 84. Llama! Estaría muy chido encontrarnos. Lucy