martes, 3 de febrero de 2009

Sweet twelves

En 1996, era yo una niña regordeta, chaparra, mal vestida, con el pelo lacio y corte de príncipe valiente (todas las fotos que había mías de esa edad, desaparecieron misteriosamente, si no les ponía una, pa que vean que no miento). Entré al primer año de secundaria en la escuela de moda (era la secu de la universidad autónoma), en la que todo puberto clasemediero quería estar, y no porque fuera la mejor escuela o tuviera el más alto nivel educativo, no. Era la secundaria deseada por todos porque te dejaban fumar dentro de la escuela y entrar o salir a la hora que tu quisieras, osea, te decían que el estudiante ya era lo suficientemente mayor para hacerse responsable de sus actividades escolares. Pamplinas.

Obviamente, yo no era lo suficientemente responsable de mis actividades escolares, ni de mi vida, ni de nada, era lo que vulgarmente se dice una valemadres
Cuando me vi envuelta e intoxicada de taaaanta libertad, pues opté por hacer lo que se me diera la gana, osea, nada. 
Llegaba tarde todo el tiempo a clases, si es que llegaba, me la vivía en las maquinitas de enfrente de la secu, compitiendo contra los chicos-cholos que vivían por ahí (y que todo el tiempo estaban chingue y chingue, cuando me veían batallar: "¿se la paso, morra?") o contra los compañeros de la secu, que al igual que yo, se volaban las clases. Empecé a fumar como maniática todo tipo de tabaco que se me ponía enfrente, me sentía muy grande fumando, tan torpe. Y por si fuera poco me conseguí mi primer novio, Perea. Un chico que no me gustaba en lo más mínimo, pero era rete-simpático, de quien les contaré en otro post, poque ese arroz, se cuece aparte, como dijera mi abuelita.

Poco a poco iba menos a la escuela y más a las maquinitas, en las que ya era yo una personalidad respetada en el famosísimo juego "Street Fighter" y otros de guerra y esas cosas. Claro que al poco tiempo ya había reprobado varios exámenes, a algunos ni fui porque no me acordaba que había examen, había un maestro que recuerdo con cariño por sus consejos, porque como que yo le caía bien y quería echarme la mano (en el buen sentido de la palabra, no sean malpensados), a pesar de su buena voluntad, llegaba yo a los exámenes sin saber absolutamente nada de lo que venía, me esperaba a que alguno de mis amigos me dejara copiarle aunque fuera un poquito, pero no, méndigos envidiosos, no me dejaban, así que yo nomás ponía mi nombre, la fecha y contestaba al tin-marín las preguntas de opción múltiple, las demás se quedaban en blanco. Cuando el maestro entregaba las calificaciones, yo sabía que no era algo bueno lo que venía, pero... ¿¡un cero!? Ay, mamita, ora si me van a enchilar, hasta el maestro me puso una nota abajo del gigantesco cero del examen, para que la vieran mis papás, que decía:
¿Laurita, pues qué hace usted en clases?
Y yo pensé, pos si ni voy a clases, ¿como que qué hago?

Me pusieron el cague de mi vida y mi papá se enojó muchísimo y me dijo:
-¡O te pones a estudiar o te vas de sirvienta!
Oh, no! de sirvienta, no! por favor, lo que sea menos eso. Mejor de puta. Pensé yo. Como si estuviera muy buena, pa ser puta.

Pos que me sacan de la secu de moda y me meten a la federal número 8, la gloriosa secu del cerrito de la cruz, la Ramón López Velarde. Ándale hija, ora si vas a saber lo que es bueno. 

CONTINUARÁ... 
(Pues es que ya se hizo muy largo, mejor se los escribo próximamente, pa que no les dé güeva)

6 comentarios:

Jorge Pedro dijo...

¿y en la lópez velarde le daban preferencia a los parientes de lópez velarde? jejejé. amo el street fighter, el único videojuego que he jugado con verdadera pasión.

Milau dijo...

No, claro que no, pero para eso tienes que esperar a la continuación.

Anónimo dijo...

Ay, que bueno! Llevaba horas leyendolo!
Jiji

Gina dijo...

Esta entrada me mató de risa, saludos.

AVATAR dijo...

Ya la segunda parte no? je

Anónimo dijo...

A mi me pasó algo por el estilo, pero en la prepa, en La Salle. Tenían el mismo esquema de, “pus ya son grandecitos”. Y como pus ya era grandecito, me la pasaba borracho en un restaurante enfrente de la escuela. Resultado: me metieron a Kennedy. Creo que la experiencia en esa escuela da para un post en mi bló.

Saludos, hartos.