lunes, 27 de octubre de 2008
Cumpleaños feliz
Festejamos el primer cumpleaños de mi hijo en mi casa, con un amigo nuestro que lo quiere mucho y una vecinita, que habla muy poco, muy desangelada la fiesta, pero el estaba bien contentonte, jugamos en la sala, hicimos una pequeña obra de teatro para el y la vecinita (obvio, no le interesó en lo más mínimo, la mentada obra), se embarró de chocolate, cenó, lo bañe y se durmió a las ocho y media.
Este es el pastel de cumpleaños que hice para él, de plátano con nueces y arándanos, cubierto de una mezcla de chocolate y avellanas, quedó re-bueno. Comió muy poco, porque todavía no debe comer chocolate, a según lo que dice su papá, que porque se puede hacer alérgico y no vaya a ser. Nomás comió unos cuantos arándanos. Tenía una cara de felicidad cuando la velita 'mágica' se prendía una y otra vez, a tal grado que casi se quema la mano.
¡Feliz cumpleaños!
jueves, 23 de octubre de 2008
¿Qué?¿Cómo?
Por lo general, una 'ama de casa' promedio con un bebé de un año hace lo siguiente toooodos los días, bueno menos los fines de semana que son de hueva (ay, digamos que un lunes):
Despertar tempranito, a las 6 de la mañana, decir buenos días, hacerle el sandwich y el café a su esposo, despedirlo con un beso y cerrar la puerta despacito para no hacer ruido (si es que todo está bien entre ellos, si no, hace como la que no lo oye y sigue dormida) meterse sigilosamente a la cama, cobijarse, cerrar los ojos y abrirlos a los 10 segundos porque el bebé ya se ha despertado, levantarse lo más rápido posible e ir por él, darle los buenos días y un beso, lo lleva a su cama y le saca la teta, que por más que intenta no puede dejar de dársela, se queda dormido y ella se levanta pues tiene ropa y platos que lavar, además, si se duerme con el bebé, seguro lo despierta con un manotazo, pues siempre sueña que se pelea.
Pone la lavadora a llenar, separa la ropa blanca, la de color, la de color oscuro y la delicada, hace montones de ropa en el suelo y la mete a lavar por tandas, mientras se lava la ropa blanca, lava los trastes sucios de la cena de la noche anterior, revisa la lavadora y pone suavizante de telas, se va a la sala a recoger los juguetes y cosas que quedaron por ahí, saca la ropa blanca, sigue la de color, mientras, hace el desayuno del bebé, pues cuando despierte, tendrá mucha hambre, jugo de frutas, papilla de mango y plátano, un poco de cereal y una mamila con leche, (no vaya a ser que se anime con la mamila y no esté preparada, obvio, nunca se la toma) sigue con la ropa, hasta que termina la última, entonces sube a la azotea y tiende sus montones de ropita por todos lados, baja muy contenta ella, porque el sol brilla y su ropa secará pronto, le pide a diosito que no llueva, porque tendría que lavar todo otra vez, cuando regresa el bebé ya está despierto y tiene hambre, le da el desayuno, más o menos en una hora, pues el bebé quiere jugar con la comida, le da casi todo, alguna que otra cucharada cayó al suelo o a su cara, desayuna un cereal mientras el bebé está entretenido, en cuanto terminan, lo baja de su sillita y lo lleva al baño a su silla entrenadora para que 'haga del baño', se sienta con él en el suelo, mientras le lee un cuento, el bebé hace lo suyo, ella lo limpia, lo cambia y lo deja jugando en la sala, se mete a bañar, pero el bebé la sigue al baño y quiere jugar con el agua que cae del cuerpo de su mamá, se baña lo más rápido posible y de todas formas, el bebé se moja las mangas y las piernas, ella se seca y sale del baño, él la sigue al cuarto y la ve mientras se viste, ella piensa en lo que hará de comer y en las cosas que necesita, se van a la sala a jugar, saca los juguetes uno por uno hasta que terminan todos regados por el suelo, se cansa, quiere salir, salen al súper en la carreola a comprar leche, huevos, pasta, tomates, queso, fruta, espera no olvidar nada, cierra los ojos despacio, los abre, son las seis de la mañana, dice los buenos días, hace café y sandwich...
martes, 21 de octubre de 2008
Cursi
Después de trece días y catorce noches de cuidar a un bebé enfermo, aquí estoy, ojerosa, despeinada, pálida, aturdida, más delgada, cansada y con las tetas llenas de leche.
Nunca de los nuncas, se había puesto así, vómito continuo, diarrea continua, inapetencia continua, boca seca continua, ojos tristes continuos, abrazos para mi, continuos.
Ahora entiendo porqué dicen que los hijos cuestan, ay, y lo que me falta, me dicen, apenas tiene un año, está en la edad bonita, en la que todos los papás de hijos mayores recuerdan con gran anhelo, pero yo estoy a punto de arrancarme los dientes, a veces pienso que no soy la persona adecuada para cuidarlo, que no lo hago bien, y bla, bla, bla.
Pero me hace taaan felíz, ver esos ojos negros llenos de su amor incondicional, sentir sus pequeñitas manos que tocan mi cara y rasguñan mi nariz sin querer, el ver sus dientecitos todos feos y chiquitos y las sonrisas que me regala cuando hago alguna payasada para él, los besos apasionados que pienso que me da y que lo único que quiere es morderme los labios, los abrazos que ponen celoso a mi esposo, porque sé que él también los quisiera, ver como me persigue arrastrándose por el piso, gritando: ¡ma-ma-ma-má!
Bien vale la pena estos días y los que vengan, se que no estaré preparada, pero haré mi mejor esfuerzo. Ay hijito, como te quiero condenadote.
domingo, 12 de octubre de 2008
Visita
Ayer fui a casa de unos nuevos amigos, una pareja de un extranjero y una mexicana, lindísimas personas, los dos.
Tienen una hija de tres años, que no se parece a ninguno de los dos, tomó lo más bonito de cada uno y ella es una verdadera futura diosa de la belleza, tez muy blanca, cabello negro con rizos perfectos que ahora, como no se deja peinar forman rastas naturales, ojos negros y grandes, labios carnosos y rosados, mejillas sonrojadas y aterciopeladas como duraznos.
La imagino modelando en paris, volviendo a sus raíces, viviendo con un artista plástico o filósofo muerto de hambre, seguro que será feliz, por lo menos, es lo que deseo para ella.
La imagen de la casa fue un golpe a la vista, costales de harina a un lado del sillón, cajas llegadas en barco que han viajado más que yo, una televisión de plasma gigantesca justo en medio de la sala, techos tan bajos que casi se golpea la cabeza mi esposo con uno de los cuatro ventiladores que hay en la sala, un perro chihuahua corre hacia nosotros, con los ojos a punto de salir de sus órbitas, me dan ganas de patearlo, me resisto, dejo el pastel que llevé en la cocina, el que estuve haciendo toda la mañana, para impresionarlos. Dejo a mi hijo en el piso y empieza a gatear reconociendo el extraño lugar. El chihuahua se le va encima y el se defiende.
La niña me lleva a su cuarto para enseñarme un hombre de goma que le acaban de comprar, en la cama, momento, no veo la cama. Montañas de ropa, sucia, mojada, seca, limpia, arrugada, está por todos lados, abro los ojos muy grandes y pienso: 'bueno, es que trabajan mucho y seguro no tienen tiempo de hacer los quehaceres del hogar'. La niña no se cansa de enseñarme todos sus juguetes y mi hijo ya nos alcanzó.
Jugamos en el suelo, los niños se divierten, yo me divierto, la pareja cocina, mi esposo se emborracha, tomo una caipirinha con kiwi y limón, me emborracho y como siempre, hablo de más.
Para mi hijo ya es muy tarde, pero se resiste a dormir en una casa ajena, cada vez que intento dormirlo sale gateando de la habitación, el chihuahua sigue molestando a mi hijo y otra ve me dan ganas de patearlo, resisto, nuevamente, mi hijo dibuja en un cuaderno de la niña y en sus piernas también, la niña llora, mi hijo, dibuja. Mi hijo se duerme en los brazos de mi amiga, enfrente de nosotros, con la música fuerte, risas, gritos de la niña, y yo que siempre le quiero hacer 'el ambiente' para dormir, ash. La niña también se duerme, luego se despierta y saca plastilina de colores, le digo que le haré una princesa, me queda espantosa, con una joroba y brazos que parecen muñones, pero a ella le gusta mucho, trae más plastilina, ahora quiere el caballo de la princesa, dice, igual, parece mas bien un poni viejo y enfermo, le gusta, saca más paquetes de plastilina, con el permiso de sus papás, ahora quiere un gato, luego un elefante, luego un oso, al final, destruye todo y me dice: 'hazlo otra vez'
Les digo que ya nos vamos porque ellos tienen que trabajar mañana y mi hijo se despierta temprano, la verdad es que con el calor de las cuatro botellas de vino y las caipirinhas empiezan a hablar con un tono más fuerte entre ellos, lo cual me incomoda, mientras nos despedimos y me tiro un silencioso y apestosísimo pedo, y mi esposo dice: 'ay, creo que el bebé ya se hizo'
Llegamos a la casa y nos dormimos profundamente, despierto en la mañana y recuerdo mi sueño: Mi esposo, mi amiga y su esposo hacían un trío y no me juntaban.
jueves, 9 de octubre de 2008
Sircuin
Llegó a la escuela como un día normal, no le habló a nadie, esperaba a que terminara la horrenda jornada escolar para poder ir a jugar con su hermana menor, que todavía no tenía edad para ir al jardín de niños, por lo que se quedaba en casa con su madre. Pasaban las horas entre recortes de líneas curvas y dibujos de círculos que más bien parecían óvalos mal trazados. Llegó la hora del recreo y siguió sin hablar con nadie, sólo pensaba en jugar con su hermanita, mientras veía como todos los niños jugaban en grupos de tres o más, corrían felices por todo el jardín, unos en los columpios, otros en la resbaladilla, otros comprando dulces en la 'cooperativa', alguno que otro se aventaba piedras y ella, sola, jugando con un árbol, se imaginaba que era un blanco y reluciente Pegaso con grandes alas al que la niña le decía al oído: Swiftwind o 'Sircuin', (como ella lo entendía a su corta edad), 'llévame lejos', 'llévame a casa'.
Así pasó los siguientes dos años, hasta que su hermana tuvo edad suficiente para poder estar en la misma escuela y las dos podían jugar con Sircuin.
miércoles, 8 de octubre de 2008
Niña-mujer
Venía caminando del mercado hacia mi casa, con mi hijo en la carreola y contenta por haber encontrado las mejores toronjas del mundo, escuchaba a portishead en mi ipod, todo estaba perfecto, toronjas, música, clima, yo.
Veo a una mujer con un bebé de un año, más o menos, que más bien parecía una niña muy maltratada, por su pequeño cuerpo delgado, mucho muy delgado, la pasé y seguí tarareando, pero justo cuando pasé a su lado ví en su cara una expresión de dolor, seguí caminando, pensando en la cara de la niña, no pude más, me detuve y me quedé mirándola, había dejado de caminar para sobarse el pecho y puso al bebé en el piso, me asusté y pensé que estaba mal, dije, ‘ay, mejor voy, esa niña y su bebé necesitan de mi ayuda’
Regresé la media cuadra que había avanzado y le pregunte ‘¿estás bien?’, ‘no’, me dijo, me duele, y según yo, para ayudarla le dije, ‘a ver, siéntate en esa bardita’ yo te detengo al bebé, estaba agarrando al bebé cuando volteo y la niña-mujer tenía lágrimas en los ojos, ‘¿qué pasó?’ le pregunté, empezó a contarme que estaba buscando el mercado de donde yo venía, y que lo había hecho caminando desde la Terminal de observatorio y que tenía que vender unas arracadas de oro que tenía en la mano, las tenía que vender para poder regresar a su pueblo en Veracruz, porque el muchacho con el que vivía le pegaba todos los días, pero que hoy si estaba enojada, pues le había pegado al bebé y como era un borracho ella lo perdonaba siempre, pero ya no le gustó lo del bebé, así que agarró sus cosas (pañalera, sin pañales, biberón, galletas, arracadas y bebé) mientras el muchacho se quedaba durmiendo y reposando del cansancio que le había ocasionado una tremenda borrachera y los golpes que le tuvo que dar a la niña-mujer cuando llegó a casa.
Me llené de coraje e impotencia y e dije que por qué no lo denunciaba, y me dijo que era menor de edad y que no le hacían caso en el ministerio público, que alguien mayor de edad se tenía que hacer responsable por ella y como no tiene a nadie, pues ya no volvió, entonces le pregunté ‘¿Pues cuantos años tienes?’, ‘14’, dijo. Le pregunté si ya había comido, me dijo que no y el bebé tampoco, le dije que si quería comer.
Fuimos caminando hacia mi casa, pero ella no podía cargar al bebé, pues le dolía el pecho, le dije que lo pusiera en la carreola y yo cargaba al mío, lo hizo ágilmente y yo cargué a mi hijo y llevé la carreola, pues no podía ni empujarla, según dijo, caminamos varias cuadras, como seis y llegamos, le dije que cuidara la carreola y yo abría la puerta, dejé mi bolso abierto cuando saqué las llaves y me dijo que si cerraba mi bolsa, le dije que estaba bien así, entramos a la casa y le dije, primero vamos a cambiar al bebé, que está sucio del pañal, fuimos y yo le cambié el pañal, se notaba que no comía mucha fibra, según me dijo la niña-mujer, desayunó galletas. Le cambié el pantalón también, le puse uno de mi hijo porque el de él estaba mojado, le dije que se lo podía quedar, los llevé a la cocina y le dije que comera primero el bebé, tenía listas unas papillas de frutas y de verduras destinadas para mi hijo, pero se las dí, total, el mío siempre come bien, a ver que le hago ahora, pensé. El bebé se comió todo lo que le dimos muy contento y hasta se dio el lujo de aventar la última cucharada al sillón, me dio gusto, verlo tan feliz.
Ahora vas tú, le dije, puse a los bebés en la sala con los juguetes de mi hijo para que jugaran, mi hijo estaba feliz, pues tiene poco contacto con niños de su edad, había hecho caldo de camarón y almejas, el cual comía rápidamente, me senté frente a ella, mientras platicábamos, se escucho la puerta que se abría, ella abrió los ojos más grandes que he visto hasta hoy, estaba asustada porque llegaba mi marido, le dije que estuviera tranquila, que no había ningún problema, que terminara de comer su caldo, mi esposo se puso nervioso al ver a la tan extraña visita, me dijo que iba a sacar copias (después me enteré que estaban afuera unos compañeros de su trabajo y que esperaban que todo estuviera bien, tenían miedo que nos hicieran algo malo), me incomodó que se fuera, pues lo estaba esperando para comer con él, pero me quedé con la niña-mujer, terminó su comida y me dijo que se tenía que ir, que iría a su pueblo con sus papás, pero que ellos no sabían que tenia un hijo, ‘así que será sorpresa’, dijo.
Me dijo que necesitaba 200 pesos para el pasaje, yo solo tenía 300, le dí los 200 y otros 50 para el tranporte de aquí a la Terminal y para que le comprara algo al niño para el camino, me daba las arracadas en agradecimiento, le dije que no era necesario, la acompañé a la puerta, le di mi número de celular para que cuando llegara, me llamara, la abracé y se fue, cuando entré a mi casa, estaba tan contenta por ayudarla, se sentía feliz, llegó mi esposo, me regañó por traer desconocidos a la casa, comimos y me di cuenta de que había dejado el par de arracadas en la chimenea, donde antes de que ella llegara solía estar mi ipod.
Veo a una mujer con un bebé de un año, más o menos, que más bien parecía una niña muy maltratada, por su pequeño cuerpo delgado, mucho muy delgado, la pasé y seguí tarareando, pero justo cuando pasé a su lado ví en su cara una expresión de dolor, seguí caminando, pensando en la cara de la niña, no pude más, me detuve y me quedé mirándola, había dejado de caminar para sobarse el pecho y puso al bebé en el piso, me asusté y pensé que estaba mal, dije, ‘ay, mejor voy, esa niña y su bebé necesitan de mi ayuda’
Regresé la media cuadra que había avanzado y le pregunte ‘¿estás bien?’, ‘no’, me dijo, me duele, y según yo, para ayudarla le dije, ‘a ver, siéntate en esa bardita’ yo te detengo al bebé, estaba agarrando al bebé cuando volteo y la niña-mujer tenía lágrimas en los ojos, ‘¿qué pasó?’ le pregunté, empezó a contarme que estaba buscando el mercado de donde yo venía, y que lo había hecho caminando desde la Terminal de observatorio y que tenía que vender unas arracadas de oro que tenía en la mano, las tenía que vender para poder regresar a su pueblo en Veracruz, porque el muchacho con el que vivía le pegaba todos los días, pero que hoy si estaba enojada, pues le había pegado al bebé y como era un borracho ella lo perdonaba siempre, pero ya no le gustó lo del bebé, así que agarró sus cosas (pañalera, sin pañales, biberón, galletas, arracadas y bebé) mientras el muchacho se quedaba durmiendo y reposando del cansancio que le había ocasionado una tremenda borrachera y los golpes que le tuvo que dar a la niña-mujer cuando llegó a casa.
Me llené de coraje e impotencia y e dije que por qué no lo denunciaba, y me dijo que era menor de edad y que no le hacían caso en el ministerio público, que alguien mayor de edad se tenía que hacer responsable por ella y como no tiene a nadie, pues ya no volvió, entonces le pregunté ‘¿Pues cuantos años tienes?’, ‘14’, dijo. Le pregunté si ya había comido, me dijo que no y el bebé tampoco, le dije que si quería comer.
Fuimos caminando hacia mi casa, pero ella no podía cargar al bebé, pues le dolía el pecho, le dije que lo pusiera en la carreola y yo cargaba al mío, lo hizo ágilmente y yo cargué a mi hijo y llevé la carreola, pues no podía ni empujarla, según dijo, caminamos varias cuadras, como seis y llegamos, le dije que cuidara la carreola y yo abría la puerta, dejé mi bolso abierto cuando saqué las llaves y me dijo que si cerraba mi bolsa, le dije que estaba bien así, entramos a la casa y le dije, primero vamos a cambiar al bebé, que está sucio del pañal, fuimos y yo le cambié el pañal, se notaba que no comía mucha fibra, según me dijo la niña-mujer, desayunó galletas. Le cambié el pantalón también, le puse uno de mi hijo porque el de él estaba mojado, le dije que se lo podía quedar, los llevé a la cocina y le dije que comera primero el bebé, tenía listas unas papillas de frutas y de verduras destinadas para mi hijo, pero se las dí, total, el mío siempre come bien, a ver que le hago ahora, pensé. El bebé se comió todo lo que le dimos muy contento y hasta se dio el lujo de aventar la última cucharada al sillón, me dio gusto, verlo tan feliz.
Ahora vas tú, le dije, puse a los bebés en la sala con los juguetes de mi hijo para que jugaran, mi hijo estaba feliz, pues tiene poco contacto con niños de su edad, había hecho caldo de camarón y almejas, el cual comía rápidamente, me senté frente a ella, mientras platicábamos, se escucho la puerta que se abría, ella abrió los ojos más grandes que he visto hasta hoy, estaba asustada porque llegaba mi marido, le dije que estuviera tranquila, que no había ningún problema, que terminara de comer su caldo, mi esposo se puso nervioso al ver a la tan extraña visita, me dijo que iba a sacar copias (después me enteré que estaban afuera unos compañeros de su trabajo y que esperaban que todo estuviera bien, tenían miedo que nos hicieran algo malo), me incomodó que se fuera, pues lo estaba esperando para comer con él, pero me quedé con la niña-mujer, terminó su comida y me dijo que se tenía que ir, que iría a su pueblo con sus papás, pero que ellos no sabían que tenia un hijo, ‘así que será sorpresa’, dijo.
Me dijo que necesitaba 200 pesos para el pasaje, yo solo tenía 300, le dí los 200 y otros 50 para el tranporte de aquí a la Terminal y para que le comprara algo al niño para el camino, me daba las arracadas en agradecimiento, le dije que no era necesario, la acompañé a la puerta, le di mi número de celular para que cuando llegara, me llamara, la abracé y se fue, cuando entré a mi casa, estaba tan contenta por ayudarla, se sentía feliz, llegó mi esposo, me regañó por traer desconocidos a la casa, comimos y me di cuenta de que había dejado el par de arracadas en la chimenea, donde antes de que ella llegara solía estar mi ipod.
martes, 7 de octubre de 2008
Hombre en el parque
Fui a pasear con mi hijo al parque que tanto le gusta, hay juegos para niños pequeños y se divierte de lo lindo, mientras me trae de un lado a otro como si fuera su juguete favorito, un papá que cuidaba a su hija mientras leía un libro para aprender inglés (me hizo pensar que realmente no estaba cuidando a su hija) me miraba constantemente, hasta llegué a pensar que no tenía hijos y que iba al parque a ligarse con madres solteras, las cuales pululan en el parque, buscando algún papá soltero con quien liarse, bueno, me miraba, me miraba, me incomodó, pero yo seguí jugando con mi hijo, de una resbaladilla a otra, de los columpios al volante de coche, de las abejas a las resbaladillas, el hombre seguía mirándome de reojo, hacía como que leía su libro, me puse nerviosa, quería irme, pero me quedé de ver con un amigo en el parque para ir a comer, no falta tanto para que llegue, pensé, me espero un rato, total que puede pasar, no pasa de que me hable o algo así, luego me entro la paranoia que siempre he tenido de sentirme perseguida, y pensé: y si es un secuestrador, o si está loco y me quiere hacer algo malo, ay. Cada vez estaba más nerviosa y al pendiente de su mirada, me fui lo mas lejos que pude del hombre y me senté en un columpio con mi hijo y me columpié ansiosa por la llegada de mi amigo, el hombre se acercó y se puso en un columpio al lado nuestro, empecé a transpirar y pensaba: que no nos haga nada malo, por favor. Me columpiaba mientras abrazaba fuerte a mi hijo, en eso, veo una mano que me saluda a lo lejos, era mi amigo, que tranquilidad, tomé a mi hijo, la carreola y mis cosas y me fui lo más pronto posible a encontrarme con él, no pasó nada y ahora pienso que tal vez fue sólo paranoia mía, quizás el hombre me encontraba atractiva, o le gustaron mis tenis, o le llamó la atención mi bolso y quería saber donde lo compré, quien sabe y nunca lo sabré, que alegría.
expuesta
Ayer, por la noche, mientras andaba rolando por los blogs de mis amigos, me encontré con uno de una chica, que me han recomendado muchísimo, leí su blog, pero me pareció de lo más normal, le faltaban cosas que me atraparan, pero en cambio noté que es uno de los más famosos blogs de nuestra ciudad y que tiene muchísimos lectores, tanto los que la idolatran como los que la odian a más no poder, la verdad es que me divirtió mucho más leer los comentarios que el post en sí. Este blog que representaba para algunos un 'foro de expresión' y para otros la 'pobreza cultural de nuestra sociedad' me hizo reflexionar acerca de mí misma, ya sé que nadie entra en este blog, pero me puse en el lugar de .... y pienso, bueno ella se expone a que le digan tantas cosas, así como recibe elogios de unos, que seguramente le rellenan el ego hasta la más pequeña de sus uñas, de otros recibirá con desagrado la opinión desfavorecedora a lo que hace, me dieron ganas de borrar este, qué diablos estoy haciendo aquí, abriéndome a todo extraño que se tropiece con él, sabrán como herirme si quieren hacerlo, sabrán como seducirme, si quieren hacerlo, simplemente, sabrán de mí.
Qué miedo, me siento como en esos sueños en los que llegas a la escuela, todos se te quedan viendo y te das cuenta de que olvidaste ponerte la ropa y estás completamente desnuda frente a tus compañeros. Así de expuesta estoy frente a este blog, lo bueno, como dije antes, que nadie visita este lugar, que esta sólo como un cadáver en el desierto.
sábado, 4 de octubre de 2008
¿Algún día seré grande?
Por lo general evito ver las noticias, además de las noticias rosas de "Lolita", siempre que las veo, me parten el corazón y me dejan un mal sabor de boca, así que prefiero no enterarme, sí, sé que, porque no las vea, dejarán de existir, pero por lo menos dejan de lastimarme, además, cuando veo todo lo malo que pasa me pregunto: "¿Bueno, y puedo yo hacer algo por cambiar las cosas?" Algo para que esas noticias se conviertan en los mejores acontecimientos del día, de todo lo bueno que pasa en el mundo, no lo sé, sé que siempre han existido esos personajes a lo largo de la historia, que cambian todo y mueven a los demás, pero, ¿yo seré una de esas? Ash.
Recuerdo a mi maestro de español, cuando yo estaba en la secundaria y era una puberta con granos en la cara, éste maestro no se cansaba de decirnos a mi y a otros dos compañeros que nosotros estábamos destinados a ser "grandes", en frente de todos en el salón de clases, Pffff! Qué inconciencia la de éste hombre, pues además de que pensaba en los demás compañeros que no serían "grandes", entonces, qué serían ¿Chicos?, pensaba en sus vidas, seguro será barrendero, pensaba cuando veía al más delgado y desprotegido del salón, será pozolera, pensaba al ver a la más gorda del grupo y así, de cada uno, y de los grandes, pensaba, seguro que el será un brillante científico que se volverá loco tratando de encontrar respuesta a la teoría del Big Bang y ella, bueno, ella seguro será la esposa de un importante hombre, jajajá, qué pensamientos los míos y ni qué decir de mí, seguramente sería la primera presidenta de México, o algo así.
No sé si a mis compañeros, pero por lo menos a mí me dejó una huella imborrable en la cabeza, que me hace decirme a mi misma, una y otra vez: "Tienes que ser grande, tienes que ser grande"... Poco a poco, me fui haciendo grande, pero solamente compraba ropa más grande, zapatos más grandes, cosméticos, más grandes. Aún no descubro cual es el destino de esa grandeza de la que proféticamente hablaba el maestro, por ahora me conformo con tratar bien a los demás, qué más da, si no soy la maravillosa persona que el maestro de español imaginó.
viernes, 3 de octubre de 2008
¿Cómo se empieza un blog?
Llevo varios días, desvelos y peleas conmigo misma, leo por aquí, leo por acá, siempre encuentro párrafos que me inquietan, me enojan, me cachondean, me divierten. Me estoy volviendo blogger, así, de repente, sin darme cuenta, estoy metida en este mundo, del que disfruto demasiado, es como robarme un poco de la vida de otros y morbosamente guardarla en mi cabeza. Ahora estoy aquí, lista y dispuesta a ser guardada en la cabeza de aquellos que lleguen a él.
Es una necesidad imperiosa el que otros sepan cosas de mí? o es mi forma estúpida de tratar de trascender.
Leo y me digo a mí misma: no, pos estos weyes están cabrones, seguro que son una chingonería y les vá poca madre. Quizás algún día sea yo como ellos, quizás nunca sea nadie.
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